Además de los integrantes del sector educativo, es fundamental que participen las familias, para guiar y supervisar el uso de la tecnología en el hogar; las autoridades gubernamentales, para implementar políticas públicas de protección y educación digital; y las empresas tecnológicas, para mejorar las herramientas de seguridad y fomentar una cultura digital ética. También las organizaciones sociales y la comunidad en general tienen un papel clave en la concienciación y apoyo.

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