Dedicar ciertas horas del día a actividades fuera de línea, como leer, hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos o familia. Cultivar hobbies y pasiones que no estén relacionados con la tecnología, como practicar un deporte, tocar un instrumento o aprender un nuevo idioma. Elegir el contenido que se consume en línea, priorizando información de calidad y evitando sitios web que generen ansiedad o negatividad. Conversar con padres, amigos o tutores sobre las inquietudes y los usos de internet

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